Programas de gobierno y el diagnóstico sobre el país.
Quedan pocos días para la primera vuelta de la elección presidencial y los candidatos presentan al país el contenido de sus programas de gobierno. Este lunes, por ejemplo, fue el turno del programa de Sebastián Piñera.
Tradicionalmente, al presentarse los programas la opinión pública concentra su atención en las propuestas de cada candidato, comparando las posibles “soluciones” ante los problemas. Pero las propuestas de cada programas responden a un diagnóstico del país y de las principales preocupaciones que sienten los chilenos. Por ello, una mirada alternativa de los programas de gobierno consiste en estudiar sus diagnósticos sobre Chile.
Acertar en el diagnóstico puede ayudar a desarrollar buenas propuestas, mientras que una mala lectura de la realidad puede inducir a propuestas programáticas erróneas. Esto fue lo que pasó con el programa de gobierno de la presidenta Bachelet para el período 2014-2018. El diagnóstico de la Nueva Mayoría fue equivocado y ello condujo a una serie de reformas que, implementadas de forma acelerada y sin excelencia técnica, han generado efectos negativos y una evaluación ciudadana crítica.
¿Cuál fue ese diagnóstico? Que la clase media chilena no compartía la estrategia de desarrollo basada en crecimiento y gradualidad en los cambios, y que requería con urgencia una nueva distribución de reglas y recursos que generara una dinámica social diferente. La realidad ha demostrado que alguno de los cambios propuestos por Michelle Bachelet tenían sentido para el país, pero la mayor parte de ellos eran una respuesta a un diagnóstico equivocado sobre las demandas y urgencias.
Llega ahora el turno de nuevas candidaturas y programas. Así como en 2013 la mayor parte de la atención se puso en el programa de la candidatura de oposición que lideraba las encuestas, hoy sucede lo mismo con la propuesta programática de Piñera. Es verdad que en las primeras hora el análisis del programa se ha centrado en las medidas y en el costo anual que implica el programa. Pero a mi juicio es interesante revisar su diagnóstico.
Éste señala que nuestro país requiere cambios, pero no cualquier tipo de cambios. Requiere cambios que reafirmen la capacidad de las familias de tomar decisiones que mejoren su calidad de vida, a través del empleo digno, la educación de calidad, la salud pronta y eficaz, un entorno seguro y una vejez digna. La lectura sobre Chile establece que nuestros compatriotas quieren un país unido y estable, que progrese de forma sostenida y que no ponga en riesgo el tremendo avance alcanzado por la clase media chilena en las últimas décadas. Por último, el programa es explícito en señalar que sus propuestas responden a las principales preocupaciones de los chilenos, expresadas por ejemplo, en encuestas de opinión como aquella presentada por el CEP la semana pasada.
Una buena lectura de la realidad contribuye a generar propuestas pertinentes para Chile. Un mal diagnóstico en el origen, genera necesariamente propuestas equivocadas. La invitación en lo que queda de campaña es a no solo mirar la colección de propuestas de los candidatos, sino que también el diagnóstico y los desafíos de futuro que cada uno plantea.
Diputado Ernesto Silva M. (Diario Financiero) – 2 de noviembre 2017 .