4 abril, 2017 | 8:32 hrs.
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Liderazgo en la CPC y legitimidad de la creación de riqueza.

Dicen que hay momentos en que las organizaciones enfrentan un punto de inflexión. Para muchos, la llegada de Alfredo Moreno a la presidencia de la CPC puede marcar ese punto para el mundo empresarial y para la discusión sobre el rol de la creación de riqueza en la sociedad.

Han sido años de mucha dificultad y desconfianza en el mundo social, político y empresarial ¿Qué duda cabe?

La confianza está en el centro de la capacidad de construir vida en comunidad. Por eso, provoca entusiasmo el llamado que hace el nuevo líder de los empresarios para convocar a sus miembros a retomar la confianza como primer desafío.

Para hacerlo, una pregunta crucial es desde dónde plantearse. A mi juicio, un planteamiento razonable requiere asumir al menos los siguientes puntos: (i) la sociedad chilena ha cambiado profundamente fruto del progreso y crecimiento, generándose una nueva clase  media con aspiraciones y anhelos de dignidad y libertad muy profundos; (ii) un mayor acceso a información por parte de toda la ciudadanía, que ha reducido asimetrías y ha limitado cada vez más los reductos de información oculta; y (iii) los liderazgos políticos, sociales, empresariales y de opinión pública se han distanciado de la ciudadanía principalmente por no entender ni asimilar los enormes cambios mencionados, manteniendo procesos de vinculación anacrónicos para una sociedad en transformación.

Si esta reflexión es correcta, la oportunidad para innovar es muy grande. Ya lo hemos vivido en la política, y ahora el gremio de los empresarios asume una tarea de transformar su rol y asumir un nuevo liderazgo. Bien por este nuevo impulso.

Pero en el caso de los gremios empresariales, hay una pregunta más de fondo que se debe contestar: ¿Cuán legítima es la creación de riqueza y la ganancia de utilidades?

Venimos de años donde la palabra lucro está demonizada, donde reconocerse empresario es asumir culpa, donde generar riqueza es entendido como sinónimo de estar abusando. Ya basta de liviandad y prejuicios. Siempre podrá analizarse la conducta individual de las personas, pero la actividad de emprender y generar riqueza tiene un fundamento y legitimidad moral muy profundo. Sólo si creen en este punto, los empresarios lograrán sacar adelante la convocatoria que ha planteado su nuevo líder.

La creación de riqueza tiene un fundamento moral porque genera prosperidad y progreso, y ese progreso colabora significativamente con la libertad y dignidad de las personas. Mayor riqueza en las naciones contribuye al desarrollo de personas más libres y dignas.

Los empresarios, como cualquier persona, deben tener una conducta acorde con las responsabilidades que tienen. Y sus acciones deben estar sujetas al escrutinio de la sociedad, sin privilegios. Pero el punto de partida que se debe reconocer es la legitimidad de su actividad. Si los empresarios liderados por Alfredo Moreno no los transmiten con convicción, será muy difícil generar confianza y retomar un impulso del desarrollo.

Es de esperar que este cambio de conducción marque el punto de inflexión que permita contribuir al debate sobre el progreso del país basados en la legitimidad moral de la actividad empresarial.

Diputado Ernesto Silva M (Diario Financiero) – 4 de abril 2017.