24 octubre, 2013 | 11:49 hrs.
Compartir en:
Share

Desafíos del Presupuesto 2011

La Tercera, Octubre 2010.

La actitud constructiva se requiere ahora para lograr un presupuesto con amplia aprobación en todas las coaliciones políticas.

Con el ingreso del proyecto de ley de presupuestos se concreta la instalación de una nueva coalición de gobierno, porque es el instrumento más relevante que tiene la administración estatal para definir sus prioridades y reflejar su impronta. Los US$ 53.387 millones de este año tienen un incremento real del 5,5% en el gasto público y se retoma la senda utilizada entre 2000 y 2005, al presentar un presupuesto similar al crecimiento del PIB, que para 2011 está estimado por el Banco Central en un rango entre 5,5% y 6,5%.

El presupuesto plantea tres desafíos fundamentales, tanto para el gobierno como para la oposición. El primero es reflejar en la asignación de los recursos las prioridades del programa de gobierno por el cual fue elegido el Presidente Piñera. El segundo es compatibilizar la expansión del gasto público con el cuidado de variables macroeconómicas como el tipo de cambio, la tasa de interés y la inflación. El tercero es un desafío para la Concertación y consiste en ser capaz de ser una oposición que plantee posiciones, pero sin ser obstruccionista.

El gobierno ha cumplido el primer punto al priorizar el gasto social que crece un 14,9%. Los aumentos relevantes en Trabajo, Educación, Vivienda y Seguridad Ciudadana son fieles reflejos del programa de gobierno. Este presupuesto implica priorizar la asignación de recursos en los temas en que la ciudadanía ha manifestado mayor preocupación y que son reflejo de la necesidad de un cambio de gobierno.

En el segundo de los desafíos el gobierno también cumple. El aumento del gasto público -a diferencia de otros años- no será mayor que el aumento del crecimiento económico. Esta decisión, además de favorecer un orden de las cuentas fiscales, es una de las formas que el gobierno tiene para evitar mayores problemas con variables como el tipo de cambio, la tasa de interés y la variación de los precios. Si el gasto fuera más expansivo que lo proyectado en este presupuesto, se corre el riesgo de afectar el tipo de cambio induciendo a una baja del precio del dólar, algo que sería muy perjudicial para el agro y para otros sectores de la actividad económica nacional. De igual forma, un presupuesto muy expansivo podría llevar también al alza a la tasa de interés y la inflación. En este contexto, el presupuesto es acertado y equilibrado.

Por último, en el tercero de los desafíos, la Concertación tiene la palabra. Hasta ahora, ha anticipado una actitud obstruccionista que no parece conducir a un buen destino. Sin embargo, esto aún puede ser corregido. Los últimos días de discusión en el Congreso han dado cuenta de dos enfoques que puede tener la Concertación: el enfoque paralizador y negativo que se ha reflejado en las discusiones sobre el impuesto específico a la minería (royalty), o el enfoque constructivo y abierto al diálogo que se ha manifestado en acuerdos políticos como el financiamiento al Transantiago y las modificaciones a la ley antiterrorista y la justicia militar.

El país necesita del segundo enfoque, y especialmente en la primera ley de presupuestos de un nuevo gobierno. La actitud constructiva se requiere ahora y en este proyecto, para lograr un presupuesto con amplia aprobación en todas las coaliciones políticas.